Mi nombre es Eliseo Gallardo Gómez.Nací a éste, nuestro mundo, un miércoles 12 de Noviembre del año 1958 y lo hice, según dice mi madre y consta en mi partida de nacimiento, en Palma de Mallorca (España) a las tres en punto de la tarde.Hijo único, mis padres se separaron meses antes de que yo naciese y mi madre, por circunstancias que entenderéis no exponga en estas líneas, trabajaba en Barcelona mientras otras personas, pagadas por ella, “cuidaban” de mi en mi ciudad natal.Distintas circunstancias hicieron que, a lo largo de mis primeros once años de vida, viviese en sistema de acogida con diferentes familias, pero, también por circunstancias varias que no serán difíciles de imaginar, siempre teniendo muy presente que “ellos” no eran, no formaban parte, de mi sistema familiar “real”.A los once años ingresé (me ingresaron) en el colegio Escuelas Pías, de Barcelona y estuve interno (saliendo incluso en reducidos fines de semana) estudiando y “viviendo” en esa institución religiosa hasta los quince años. Terminé el bachillerato en un instituto catalán (Liceo Borja) y, seguidamente, me puse a trabajar; o mejor dicho, me puse a “buscar”… mi trabajo.Antes de dedicarme a lo que hoy os ofrezco, estuve en 72 empresas diferentes. La última etapa desarrollando mi actividad profesional en el terreno editorial y publicitario y, desde el año 1992, me dedico en exclusiva a la labor astrológica.Empecé a estudiar astrología a principios de los años ochenta, habiendo quedado sorprendido, en mi primer encuentro, de la generosidad y erudición de las personas que, en una conferencia sobre el tema, expusieron de una forma concisa y clara los fundamentos sobre los que se sustentaba la más antigua de las ciencias.Esas personas fueron/son Nuria Moltó (D.E.P.) Astróloga Menorquina con la que he coincidí en diferentes ocasiones y Javier Barroso.De la mano de Frederic Suau y Bárbara Langa (D.E.P.) (creadores de lo que seguro a sido la saga de estudiantes de astrología más numeroso de Mallorca, a través de su ya histórico Taller Santa Clara y la Asociación de Estudios Astrológicos de Baleares) tuve el honor y el privilegio de compartir largas jornadas inmersos, totalmente, en el lenguaje, en el universo arquetípico del firmamento. Gracias… eternamente.Mi fascinación por la astrología se entiende, desde la perspectiva de quien, por fin, encuentra “algo”, en este caso un mapa, un código…, que dibujaba de manera precisa, clara y en ocasiones contundente, las situaciones que había vivido hasta la fecha y que describía, además, al personaje que las padecía, yo mismo; dándome además un lugar, un espacio, un sentido…, a lo que parecía no haberlo tenido jamás.
Gracias por permitirme compartirlo con vosotros.
domingo, 1 de abril de 2007
Eliseo Gallardo ASTROLOGO 696840643
ANAMNESIS:
“Proceso por el cual el alma, de naturaleza inmortal, recuerda los conocimientos adquiridos en una vida anterior, tanto en este mundo como en el otro, y que son olvidados al nacer de nuevo“. (Platón)
Antiguamente. Al contemplar la bóveda estrellada, se observó que, si bien la mayoría de los cuerpos celestes permanecían fijos los unos respecto de los otros (las estrellas), había algunos (solamente cinco), además del Sol y la Luna, que seguían una extraña marcha de una estrella a otra.
Así fue como descubrieron los planetas (del griego “errante”) del sistema solar y se diferencian de las estrellas, además de por su relativamente rápido movimiento, en que éstos no tienen luz propia, sino que, lo que vemos, es el reflejo de la luz de su estrella más cercana, el Sol.
Miramos hacia fuera… y contemplamos esa realidad latente y nos acongojamos ante tanto odio, miseria e incomprensión. Juzgamos al mundo y a las personas por lo que hacen, manteniéndonos aislados e indiferentes a unas circunstancias que, en definitiva, no pertenecen a nuestra parcela de “realidad”. Nos “olvidamos” que el cielo refleja, en su estructura, nuestra realidad interna y que ésta, a su vez, es proyectada en el espacio exterior, nuestra realidad cotidiana.
Por consiguiente, lo que se denomina toma de conciencia supondría la serena atención a nuestra realidad, para ser conscientes de que ella misma refleja, a cada instante, nuestra propia realidad interior, nuestro propio universo.
Nuestros padres, hermanos, nuestra pareja, nuestros hijos, nuestra casa, nuestro trabajo…., nos bendicen constantemente con un diálogo en el que subyacen nuestros más íntimos interrogantes.
Lejos de la culpabilidad, del juicio o del rechazo, las circunstancias con las que uno se encuentra, deberían servir para observar, con sencillez, el universo en el que estamos inmersos; entendiendo que en él se refleja, como si de un espejo se tratara, nuestro self interior.
El mapa tropical o “mapa de las estaciones”, confeccionado a partir del punto vernal o equinoccio de primavera, nos da información precisa de en qué época del año se produjo el nacimiento, de cual fue, en consecuencia, la “atmósfera” del individuo, el tipo de “temperatura” que envolvía su realidad, a partir de las influencias medio-ambientales generadas o provocadas en su espacio exterior, en su entorno inmediato: padres, hermanos, entorno familiar, social, cultural… etc, localizados éstos en el mandala tropical, a partir de la posición y estado cósmico de los diferentes elementos de la carta natal.
Todos sabemos de qué manera, ese mismo entorno, nos impide muchas veces desarrollar con libertad el despliegue de nuestras potencialidades. Poco a poco, a través de los distintos NO!!! Y del miedo a la pérdida de una “realidad” que nos “protege”, que nos “alimenta” y de la que nos sentimos parte, uno se va acomodando a lo que “la vida” espera de nosotros.
En ese ser frágil que es el niño, los adultos van proyectando (descargando), en ocasiones de manera despiadada, todas las frustraciones, complejos, miedos, anhelos, ilusiones… y un sinfín de
distintas “inquietudes” internas, que ellos a su vez heredaron, condicionando de manera extraordinaria la construcción de la personalidad/carácter/destino… del individuo.
Determinadas orientaciones terapéuticas tienden a identificar esa armadura y a desmenuzar las distintas “capas defensivas” formadas originariamente por el paciente, que pueden haberle creado nudos, bloqueos o tensiones, transformándose, con el paso del tiempo, en traumas, complejos, fobias… y, llegado el caso, manifestándose en algún tipo de dolencia o enfermedad orgánica.
El origen de estas patologías, sería una excesiva identificación con esas “capas”, con esas defensas, que ayudaron a ese niño/a a sobrevivir.
Es esta implicación con lo “observable”, lo que los hindúes llaman Maya o ilusión, y todos corremos el riesgo de habernos identificado excesivamente con ella.
“La mayoría de la gente no quieren saber nada de su propia historia, y, por consiguiente, tampoco saben que, en el fondo, se hallan constantemente determinados por ella, porque siguen viviendo en una situación infantil no resuelta y reprimida. No saben que temen y evitan peligros que en algún momento fueron reales, pero dejaron de existir hace tiempo. Son personas que actúan impulsadas tanto por recuerdos inconscientes como por sentimientos y necesidades reprimidas que, a menudo y mientras permanezcan inconscientes e inexplicadas, determinarán de forma pervertida casi todo lo que hagan o dejen de hacer.
…Lo que se denomina depresión y se siente como vacío, absurdo existencial, temor al empobrecimiento y soledad, se me presenta siempre como la tragedia de la pérdida del YO o de la extrañación frente a uno mismo, que se inicia en la infancia”. Alice Miller El Drama del niño dotado (Tusquets editores)
El mapa tropical sería pues ese espejo (por lo tanto susceptible, en su matiz interpretativo, al “ojo” del observador), que nos permitiría identificar cual ha sido el tipo de personalidad (máscara), cuerpo de defensas o “abrigo”, que tuvo que confeccionarse ese ser, a partir de sus particulares influencias medio-ambientales, para adaptarse, sobrevivir… y aportar a esa “realidad” aquellos elementos, aquellas sustancias arquetípicas que sentía faltaban y anhelaba… para su propio equilibrio. Nos daría información… no de aquello que somos, sino de aquello en lo que nos hemos convertido para sobrevivir.
“Necesitamos redescubrir la esencia y luego nutrirla, amarla y cuidarla, como lo hubieran hecho unos padres más ilustrados. Dado que vivimos con la falsa personalidad, ésta debe emplear sus mejores recursos para realizar esta tarea. Gradualmente, la esencia puede crear y comenzar a utilizar los recursos, el reconocimiento y el poder que ahora la falsa personalidad utiliza automáticamente. En lugar de ser el habitual, digamos, dos por ciento de esencia y noventa y ocho por ciento de falsa personalidad, uno puede producir un cambio gradual que vaya incrementando cada vez más la esencia, la vitalidad y la alegría esencial en la vida y restringiendo la falsa personalidad. Esto requiere que, en adelante, se desarrolle el tipo más elevado de conciencia, al que llamamos despertar.
…La metáfora de la muerte es bastante exacta, puesto que la magnitud del cambio posible (o requerido) para despertar plenamente es como una muerte y un renacimiento. Como muchas tradiciones espirituales lo han manifestado de diversos modos: “ a no ser que vuelvan a ser como niños…”
Charles Tart El despertar del Self (Edit. Kairós)
La Astrología Tropical podría ser llamada “astrología solar”.
Sus signos podrían ser más exactamente llamados “casas solares” o “signos equinocciales”. Su zodíaco mide la relación Tierra-Sol, pero no tiene una correlación directa con las otras estrellas fijas.
Como tal, su interés se centra en la psicología, la personalidad y tipo de caracteres, el lado solar de nuestra vida.
Pero… si entendemos que nuestro “destino” nuestra “realidad” personal no es más que un reflejo de nuestra “realidad” interna…
¿Qué es lo que condiciona que esa “realidad” sea esa exactamente y no otra?,
¿quién, o qué determina que uno tenga que nacer en un momento determinado y no en otro, dentro del seno de una familia con unas peculiares características… y no otras?
¿Por qué, en definitiva, a tenido que convertirse uno en la persona que es… y no en otra persona?
“El hecho de que pueda ver, o saber, o sentir lo que “soy” en este momento me demuestra, de manera concluyente, que eso que “soy” no puede ser, en modo alguno, mi ser real, verdadero. Es un ser falso, un seudo-ser, una ilusión y una trampa. Sin darnos cuenta, nos hemos identificado con un complejo de objetos que conocemos o que podemos conocer. Por ende, este complejo de objetos cognoscibles no puede ser el verdadero Conocedor, el Ser real, el YO. Nos hemos identificado con nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra personalidad, imaginando que esos objetos constituyen nuestro verdadero “ser”, y nos pasamos la vida entera procurando defender, proteger y prolongar lo que no es más que una ilusión.
Somos víctimas de un caso epidémico de identidad equivocada, mientras nuestra identidad Suprema aguarda, con silenciosa certidumbre, que la descubramos.
…El sujeto y el objeto, lo interior y lo exterior, son y han sido siempre uno.
No hay demarcación primaria. El mundo es mi cuerpo, y el lugar que miro es el lugar desde donde me miro” Ken Wilber La Conciencia sin fronteras (Edit. Kairós)
Quizás… , el entorno en el que nacemos: nuestros padres, hermanos…, nuestra “atmósfera” familiar, no sean más que el reflejo de aquél viejo, falso y limitado concepto que nos hemos construido de la “realidad” y, por consiguiente, de nosotros mismos.
Quizás…, el vivir, el nacer en un entorno, en un universo que nos refleje fielmente (y no olvidemos que al “reflejarnos” veremos una imagen invertida de aquello que proyectemos/esperemos), sea la forma que tiene la vida de “sugerirnos” aquello de lo que nos venimos, precisamente, a desidentificar.
Quizás… sea esa la manera que tiene la existencia de mostrarnos cómo afectaron al mundo nuestras viejas pautas, nuestros viejos condicionamientos… sobre los que construimos nuestro particular y siempre limitado concepto de la vida.
El mapa de la Memoria Inconsciente, confeccionado en su vertiente de signos y casas como reflejo del mapa tropical y situando los arquetipos planetarios en correlación directa con la precesión de los equinoccios, pero en sentido inverso, nos permite identificar la forma particular que tenemos de entender e interpretar los distintos arquetipos, ayudándonos a reconstruir nuestro “viejo” mito personal. Aquello que, inconsciente y compulsivamente, volveremos a intentar construir (repetir), para así poder seguir “alimentándonos” de aquello que, creemos, es imprescindible para nuestra supervivencia; de aquello que, creemos, es lo que le da sentido a nuestra “realidad”.
“Como actores que interpretan los papeles según el guión que les han entregado entre bastidores, generalmente ignoramos que estamos exhibiendo unos sentimientos que ya pusimos en marcha en el distante pasado – a veces en vidas anteriores – e ignoramos así mismo las fuerzas cíclicas ocultas que a menudo provocan sus frutos. Ser conscientes de esos guiones kármicos es el primer paso para aprender a transcenderlos” Ray Grasse Soñar despierto (Edit. Abraxas)
Todos tenemos tendencia a repetir la “memoria”. Todos tenemos tendencia, en definitiva, a repetir lo que ya conocemos, pero…, posiblemente, para encontrarnos en nuestro recorrido a personas (espejos), circunstancias…, que nos ayudarán a “recordar” que esa realidad nos guía hacia el encuentro con nuestro self interior (Mapa Sideral), pero en absoluto nos identifica con él.
La Astrología Sideral podría ser llamada “astrología cósmica”. Sus signos son las constelaciones estelares. Su zodíaco mide la relación entre nuestro sistema solar, las estrellas fijas y la galaxia misma.
Se sugiere la observación de éste, como un “mapa” de potencialidades energéticas, como un elemento imprescindible de orientación, hacia donde iría encaminada nuestra alma en su proceso de evolución. En otro sentido, la podríamos definir como la referencia más precisa de nuestro self interior. Nos guiaría en el proceso de “reencuentro” con nuestra esencia individual.
Para un verdadero despliegue de nuestro Ser, no solo deberíamos ser conscientes de nuestro carácter, nuestra personalidad (sistema tropical), de las pautas inconscientes que lo condicionan y determinan (memoria inconsciente), sino también encaminarnos hacia la búsqueda consciente de nuestras verdaderas y profundas motivaciones y propósitos (sistema sideral) para el anhelado e inevitable reencuentro con nosotros mismos.
Eliseo Gallardo.
http://www.astroanamnesis.es
eliseo@astroanamnesis.es
“Proceso por el cual el alma, de naturaleza inmortal, recuerda los conocimientos adquiridos en una vida anterior, tanto en este mundo como en el otro, y que son olvidados al nacer de nuevo“. (Platón)
Antiguamente. Al contemplar la bóveda estrellada, se observó que, si bien la mayoría de los cuerpos celestes permanecían fijos los unos respecto de los otros (las estrellas), había algunos (solamente cinco), además del Sol y la Luna, que seguían una extraña marcha de una estrella a otra.
Así fue como descubrieron los planetas (del griego “errante”) del sistema solar y se diferencian de las estrellas, además de por su relativamente rápido movimiento, en que éstos no tienen luz propia, sino que, lo que vemos, es el reflejo de la luz de su estrella más cercana, el Sol.
Miramos hacia fuera… y contemplamos esa realidad latente y nos acongojamos ante tanto odio, miseria e incomprensión. Juzgamos al mundo y a las personas por lo que hacen, manteniéndonos aislados e indiferentes a unas circunstancias que, en definitiva, no pertenecen a nuestra parcela de “realidad”. Nos “olvidamos” que el cielo refleja, en su estructura, nuestra realidad interna y que ésta, a su vez, es proyectada en el espacio exterior, nuestra realidad cotidiana.
Por consiguiente, lo que se denomina toma de conciencia supondría la serena atención a nuestra realidad, para ser conscientes de que ella misma refleja, a cada instante, nuestra propia realidad interior, nuestro propio universo.
Nuestros padres, hermanos, nuestra pareja, nuestros hijos, nuestra casa, nuestro trabajo…., nos bendicen constantemente con un diálogo en el que subyacen nuestros más íntimos interrogantes.
Lejos de la culpabilidad, del juicio o del rechazo, las circunstancias con las que uno se encuentra, deberían servir para observar, con sencillez, el universo en el que estamos inmersos; entendiendo que en él se refleja, como si de un espejo se tratara, nuestro self interior.
El mapa tropical o “mapa de las estaciones”, confeccionado a partir del punto vernal o equinoccio de primavera, nos da información precisa de en qué época del año se produjo el nacimiento, de cual fue, en consecuencia, la “atmósfera” del individuo, el tipo de “temperatura” que envolvía su realidad, a partir de las influencias medio-ambientales generadas o provocadas en su espacio exterior, en su entorno inmediato: padres, hermanos, entorno familiar, social, cultural… etc, localizados éstos en el mandala tropical, a partir de la posición y estado cósmico de los diferentes elementos de la carta natal.
Todos sabemos de qué manera, ese mismo entorno, nos impide muchas veces desarrollar con libertad el despliegue de nuestras potencialidades. Poco a poco, a través de los distintos NO!!! Y del miedo a la pérdida de una “realidad” que nos “protege”, que nos “alimenta” y de la que nos sentimos parte, uno se va acomodando a lo que “la vida” espera de nosotros.
En ese ser frágil que es el niño, los adultos van proyectando (descargando), en ocasiones de manera despiadada, todas las frustraciones, complejos, miedos, anhelos, ilusiones… y un sinfín de
distintas “inquietudes” internas, que ellos a su vez heredaron, condicionando de manera extraordinaria la construcción de la personalidad/carácter/destino… del individuo.
Determinadas orientaciones terapéuticas tienden a identificar esa armadura y a desmenuzar las distintas “capas defensivas” formadas originariamente por el paciente, que pueden haberle creado nudos, bloqueos o tensiones, transformándose, con el paso del tiempo, en traumas, complejos, fobias… y, llegado el caso, manifestándose en algún tipo de dolencia o enfermedad orgánica.
El origen de estas patologías, sería una excesiva identificación con esas “capas”, con esas defensas, que ayudaron a ese niño/a a sobrevivir.
Es esta implicación con lo “observable”, lo que los hindúes llaman Maya o ilusión, y todos corremos el riesgo de habernos identificado excesivamente con ella.
“La mayoría de la gente no quieren saber nada de su propia historia, y, por consiguiente, tampoco saben que, en el fondo, se hallan constantemente determinados por ella, porque siguen viviendo en una situación infantil no resuelta y reprimida. No saben que temen y evitan peligros que en algún momento fueron reales, pero dejaron de existir hace tiempo. Son personas que actúan impulsadas tanto por recuerdos inconscientes como por sentimientos y necesidades reprimidas que, a menudo y mientras permanezcan inconscientes e inexplicadas, determinarán de forma pervertida casi todo lo que hagan o dejen de hacer.
…Lo que se denomina depresión y se siente como vacío, absurdo existencial, temor al empobrecimiento y soledad, se me presenta siempre como la tragedia de la pérdida del YO o de la extrañación frente a uno mismo, que se inicia en la infancia”. Alice Miller El Drama del niño dotado (Tusquets editores)
El mapa tropical sería pues ese espejo (por lo tanto susceptible, en su matiz interpretativo, al “ojo” del observador), que nos permitiría identificar cual ha sido el tipo de personalidad (máscara), cuerpo de defensas o “abrigo”, que tuvo que confeccionarse ese ser, a partir de sus particulares influencias medio-ambientales, para adaptarse, sobrevivir… y aportar a esa “realidad” aquellos elementos, aquellas sustancias arquetípicas que sentía faltaban y anhelaba… para su propio equilibrio. Nos daría información… no de aquello que somos, sino de aquello en lo que nos hemos convertido para sobrevivir.
“Necesitamos redescubrir la esencia y luego nutrirla, amarla y cuidarla, como lo hubieran hecho unos padres más ilustrados. Dado que vivimos con la falsa personalidad, ésta debe emplear sus mejores recursos para realizar esta tarea. Gradualmente, la esencia puede crear y comenzar a utilizar los recursos, el reconocimiento y el poder que ahora la falsa personalidad utiliza automáticamente. En lugar de ser el habitual, digamos, dos por ciento de esencia y noventa y ocho por ciento de falsa personalidad, uno puede producir un cambio gradual que vaya incrementando cada vez más la esencia, la vitalidad y la alegría esencial en la vida y restringiendo la falsa personalidad. Esto requiere que, en adelante, se desarrolle el tipo más elevado de conciencia, al que llamamos despertar.
…La metáfora de la muerte es bastante exacta, puesto que la magnitud del cambio posible (o requerido) para despertar plenamente es como una muerte y un renacimiento. Como muchas tradiciones espirituales lo han manifestado de diversos modos: “ a no ser que vuelvan a ser como niños…”
Charles Tart El despertar del Self (Edit. Kairós)
La Astrología Tropical podría ser llamada “astrología solar”.
Sus signos podrían ser más exactamente llamados “casas solares” o “signos equinocciales”. Su zodíaco mide la relación Tierra-Sol, pero no tiene una correlación directa con las otras estrellas fijas.
Como tal, su interés se centra en la psicología, la personalidad y tipo de caracteres, el lado solar de nuestra vida.
Pero… si entendemos que nuestro “destino” nuestra “realidad” personal no es más que un reflejo de nuestra “realidad” interna…
¿Qué es lo que condiciona que esa “realidad” sea esa exactamente y no otra?,
¿quién, o qué determina que uno tenga que nacer en un momento determinado y no en otro, dentro del seno de una familia con unas peculiares características… y no otras?
¿Por qué, en definitiva, a tenido que convertirse uno en la persona que es… y no en otra persona?
“El hecho de que pueda ver, o saber, o sentir lo que “soy” en este momento me demuestra, de manera concluyente, que eso que “soy” no puede ser, en modo alguno, mi ser real, verdadero. Es un ser falso, un seudo-ser, una ilusión y una trampa. Sin darnos cuenta, nos hemos identificado con un complejo de objetos que conocemos o que podemos conocer. Por ende, este complejo de objetos cognoscibles no puede ser el verdadero Conocedor, el Ser real, el YO. Nos hemos identificado con nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra personalidad, imaginando que esos objetos constituyen nuestro verdadero “ser”, y nos pasamos la vida entera procurando defender, proteger y prolongar lo que no es más que una ilusión.
Somos víctimas de un caso epidémico de identidad equivocada, mientras nuestra identidad Suprema aguarda, con silenciosa certidumbre, que la descubramos.
…El sujeto y el objeto, lo interior y lo exterior, son y han sido siempre uno.
No hay demarcación primaria. El mundo es mi cuerpo, y el lugar que miro es el lugar desde donde me miro” Ken Wilber La Conciencia sin fronteras (Edit. Kairós)
Quizás… , el entorno en el que nacemos: nuestros padres, hermanos…, nuestra “atmósfera” familiar, no sean más que el reflejo de aquél viejo, falso y limitado concepto que nos hemos construido de la “realidad” y, por consiguiente, de nosotros mismos.
Quizás…, el vivir, el nacer en un entorno, en un universo que nos refleje fielmente (y no olvidemos que al “reflejarnos” veremos una imagen invertida de aquello que proyectemos/esperemos), sea la forma que tiene la vida de “sugerirnos” aquello de lo que nos venimos, precisamente, a desidentificar.
Quizás… sea esa la manera que tiene la existencia de mostrarnos cómo afectaron al mundo nuestras viejas pautas, nuestros viejos condicionamientos… sobre los que construimos nuestro particular y siempre limitado concepto de la vida.
El mapa de la Memoria Inconsciente, confeccionado en su vertiente de signos y casas como reflejo del mapa tropical y situando los arquetipos planetarios en correlación directa con la precesión de los equinoccios, pero en sentido inverso, nos permite identificar la forma particular que tenemos de entender e interpretar los distintos arquetipos, ayudándonos a reconstruir nuestro “viejo” mito personal. Aquello que, inconsciente y compulsivamente, volveremos a intentar construir (repetir), para así poder seguir “alimentándonos” de aquello que, creemos, es imprescindible para nuestra supervivencia; de aquello que, creemos, es lo que le da sentido a nuestra “realidad”.
“Como actores que interpretan los papeles según el guión que les han entregado entre bastidores, generalmente ignoramos que estamos exhibiendo unos sentimientos que ya pusimos en marcha en el distante pasado – a veces en vidas anteriores – e ignoramos así mismo las fuerzas cíclicas ocultas que a menudo provocan sus frutos. Ser conscientes de esos guiones kármicos es el primer paso para aprender a transcenderlos” Ray Grasse Soñar despierto (Edit. Abraxas)
Todos tenemos tendencia a repetir la “memoria”. Todos tenemos tendencia, en definitiva, a repetir lo que ya conocemos, pero…, posiblemente, para encontrarnos en nuestro recorrido a personas (espejos), circunstancias…, que nos ayudarán a “recordar” que esa realidad nos guía hacia el encuentro con nuestro self interior (Mapa Sideral), pero en absoluto nos identifica con él.
La Astrología Sideral podría ser llamada “astrología cósmica”. Sus signos son las constelaciones estelares. Su zodíaco mide la relación entre nuestro sistema solar, las estrellas fijas y la galaxia misma.
Se sugiere la observación de éste, como un “mapa” de potencialidades energéticas, como un elemento imprescindible de orientación, hacia donde iría encaminada nuestra alma en su proceso de evolución. En otro sentido, la podríamos definir como la referencia más precisa de nuestro self interior. Nos guiaría en el proceso de “reencuentro” con nuestra esencia individual.
Para un verdadero despliegue de nuestro Ser, no solo deberíamos ser conscientes de nuestro carácter, nuestra personalidad (sistema tropical), de las pautas inconscientes que lo condicionan y determinan (memoria inconsciente), sino también encaminarnos hacia la búsqueda consciente de nuestras verdaderas y profundas motivaciones y propósitos (sistema sideral) para el anhelado e inevitable reencuentro con nosotros mismos.
Eliseo Gallardo.
http://www.astroanamnesis.es
eliseo@astroanamnesis.es
ASTROANAMNESIS
ANAMNESIS:
“Proceso por el cual el alma, de naturaleza inmortal, recuerda los conocimientos adquiridos en una vida anterior, tanto en este mundo como en el otro, y que son olvidados al nacer de nuevo“. (Platón)
Antiguamente. Al contemplar la bóveda estrellada, se observó que, si bien la mayoría de los cuerpos celestes permanecían fijos los unos respecto de los otros (las estrellas), había algunos (solamente cinco), además del Sol y la Luna, que seguían una extraña marcha de una estrella a otra.
Así fue como descubrieron los planetas (del griego “errante”) del sistema solar y se diferencian de las estrellas, además de por su relativamente rápido movimiento, en que éstos no tienen luz propia, sino que, lo que vemos, es el reflejo de la luz de su estrella más cercana, el Sol.
Miramos hacia fuera… y contemplamos esa realidad latente y nos acongojamos ante tanto odio, miseria e incomprensión. Juzgamos al mundo y a las personas por lo que hacen, manteniéndonos aislados e indiferentes a unas circunstancias que, en definitiva, no pertenecen a nuestra parcela de “realidad”. Nos “olvidamos” que el cielo refleja, en su estructura, nuestra realidad interna y que ésta, a su vez, es proyectada en el espacio exterior, nuestra realidad cotidiana.
Por consiguiente, lo que se denomina toma de conciencia supondría la serena atención a nuestra realidad, para ser conscientes de que ella misma refleja, a cada instante, nuestra propia realidad interior, nuestro propio universo.
Nuestros padres, hermanos, nuestra pareja, nuestros hijos, nuestra casa, nuestro trabajo…., nos bendicen constantemente con un diálogo en el que subyacen nuestros más íntimos interrogantes.
Lejos de la culpabilidad, del juicio o del rechazo, las circunstancias con las que uno se encuentra, deberían servir para observar, con sencillez, el universo en el que estamos inmersos; entendiendo que en él se refleja, como si de un espejo se tratara, nuestro self interior.
El mapa tropical o “mapa de las estaciones”, confeccionado a partir del punto vernal o equinoccio de primavera, nos da información precisa de en qué época del año se produjo el nacimiento, de cual fue, en consecuencia, la “atmósfera” del individuo, el tipo de “temperatura” que envolvía su realidad, a partir de las influencias medio-ambientales generadas o provocadas en su espacio exterior, en su entorno inmediato: padres, hermanos, entorno familiar, social, cultural… etc, localizados éstos en el mandala tropical, a partir de la posición y estado cósmico de los diferentes elementos de la carta natal.
Todos sabemos de qué manera, ese mismo entorno, nos impide muchas veces desarrollar con libertad el despliegue de nuestras potencialidades. Poco a poco, a través de los distintos NO!!! Y del miedo a la pérdida de una “realidad” que nos “protege”, que nos “alimenta” y de la que nos sentimos parte, uno se va acomodando a lo que “la vida” espera de nosotros.
En ese ser frágil que es el niño, los adultos van proyectando (descargando), en ocasiones de manera despiadada, todas las frustraciones, complejos, miedos, anhelos, ilusiones… y un sinfín de
distintas “inquietudes” internas, que ellos a su vez heredaron, condicionando de manera extraordinaria la construcción de la personalidad/carácter/destino… del individuo.
Determinadas orientaciones terapéuticas tienden a identificar esa armadura y a desmenuzar las distintas “capas defensivas” formadas originariamente por el paciente, que pueden haberle creado nudos, bloqueos o tensiones, transformándose, con el paso del tiempo, en traumas, complejos, fobias… y, llegado el caso, manifestándose en algún tipo de dolencia o enfermedad orgánica.
El origen de estas patologías, sería una excesiva identificación con esas “capas”, con esas defensas, que ayudaron a ese niño/a a sobrevivir.
Es esta implicación con lo “observable”, lo que los hindúes llaman Maya o ilusión, y todos corremos el riesgo de habernos identificado excesivamente con ella.
“La mayoría de la gente no quieren saber nada de su propia historia, y, por consiguiente, tampoco saben que, en el fondo, se hallan constantemente determinados por ella, porque siguen viviendo en una situación infantil no resuelta y reprimida. No saben que temen y evitan peligros que en algún momento fueron reales, pero dejaron de existir hace tiempo. Son personas que actúan impulsadas tanto por recuerdos inconscientes como por sentimientos y necesidades reprimidas que, a menudo y mientras permanezcan inconscientes e inexplicadas, determinarán de forma pervertida casi todo lo que hagan o dejen de hacer.
…Lo que se denomina depresión y se siente como vacío, absurdo existencial, temor al empobrecimiento y soledad, se me presenta siempre como la tragedia de la pérdida del YO o de la extrañación frente a uno mismo, que se inicia en la infancia”. Alice Miller El Drama del niño dotado (Tusquets editores)
El mapa tropical sería pues ese espejo (por lo tanto susceptible, en su matiz interpretativo, al “ojo” del observador), que nos permitiría identificar cual ha sido el tipo de personalidad (máscara), cuerpo de defensas o “abrigo”, que tuvo que confeccionarse ese ser, a partir de sus particulares influencias medio-ambientales, para adaptarse, sobrevivir… y aportar a esa “realidad” aquellos elementos, aquellas sustancias arquetípicas que sentía faltaban y anhelaba… para su propio equilibrio. Nos daría información… no de aquello que somos, sino de aquello en lo que nos hemos convertido para sobrevivir.
“Necesitamos redescubrir la esencia y luego nutrirla, amarla y cuidarla, como lo hubieran hecho unos padres más ilustrados. Dado que vivimos con la falsa personalidad, ésta debe emplear sus mejores recursos para realizar esta tarea. Gradualmente, la esencia puede crear y comenzar a utilizar los recursos, el reconocimiento y el poder que ahora la falsa personalidad utiliza automáticamente. En lugar de ser el habitual, digamos, dos por ciento de esencia y noventa y ocho por ciento de falsa personalidad, uno puede producir un cambio gradual que vaya incrementando cada vez más la esencia, la vitalidad y la alegría esencial en la vida y restringiendo la falsa personalidad. Esto requiere que, en adelante, se desarrolle el tipo más elevado de conciencia, al que llamamos despertar.
…La metáfora de la muerte es bastante exacta, puesto que la magnitud del cambio posible (o requerido) para despertar plenamente es como una muerte y un renacimiento. Como muchas tradiciones espirituales lo han manifestado de diversos modos: “ a no ser que vuelvan a ser como niños…”
Charles Tart El despertar del Self (Edit. Kairós)
La Astrología Tropical podría ser llamada “astrología solar”.
Sus signos podrían ser más exactamente llamados “casas solares” o “signos equinocciales”. Su zodíaco mide la relación Tierra-Sol, pero no tiene una correlación directa con las otras estrellas fijas.
Como tal, su interés se centra en la psicología, la personalidad y tipo de caracteres, el lado solar de nuestra vida.
Pero… si entendemos que nuestro “destino” nuestra “realidad” personal no es más que un reflejo de nuestra “realidad” interna…
¿Qué es lo que condiciona que esa “realidad” sea esa exactamente y no otra?,
¿quién, o qué determina que uno tenga que nacer en un momento determinado y no en otro, dentro del seno de una familia con unas peculiares características… y no otras?
¿Por qué, en definitiva, a tenido que convertirse uno en la persona que es… y no en otra persona?
“El hecho de que pueda ver, o saber, o sentir lo que “soy” en este momento me demuestra, de manera concluyente, que eso que “soy” no puede ser, en modo alguno, mi ser real, verdadero. Es un ser falso, un seudo-ser, una ilusión y una trampa. Sin darnos cuenta, nos hemos identificado con un complejo de objetos que conocemos o que podemos conocer. Por ende, este complejo de objetos cognoscibles no puede ser el verdadero Conocedor, el Ser real, el YO. Nos hemos identificado con nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra personalidad, imaginando que esos objetos constituyen nuestro verdadero “ser”, y nos pasamos la vida entera procurando defender, proteger y prolongar lo que no es más que una ilusión.
Somos víctimas de un caso epidémico de identidad equivocada, mientras nuestra identidad Suprema aguarda, con silenciosa certidumbre, que la descubramos.
…El sujeto y el objeto, lo interior y lo exterior, son y han sido siempre uno.
No hay demarcación primaria. El mundo es mi cuerpo, y el lugar que miro es el lugar desde donde me miro” Ken Wilber La Conciencia sin fronteras (Edit. Kairós)
Quizás… , el entorno en el que nacemos: nuestros padres, hermanos…, nuestra “atmósfera” familiar, no sean más que el reflejo de aquél viejo, falso y limitado concepto que nos hemos construido de la “realidad” y, por consiguiente, de nosotros mismos.
Quizás…, el vivir, el nacer en un entorno, en un universo que nos refleje fielmente (y no olvidemos que al “reflejarnos” veremos una imagen invertida de aquello que proyectemos/esperemos), sea la forma que tiene la vida de “sugerirnos” aquello de lo que nos venimos, precisamente, a desidentificar.
Quizás… sea esa la manera que tiene la existencia de mostrarnos cómo afectaron al mundo nuestras viejas pautas, nuestros viejos condicionamientos… sobre los que construimos nuestro particular y siempre limitado concepto de la vida.
El mapa de la Memoria Inconsciente, confeccionado en su vertiente de signos y casas como reflejo del mapa tropical y situando los arquetipos planetarios en correlación directa con la precesión de los equinoccios, pero en sentido inverso, nos permite identificar la forma particular que tenemos de entender e interpretar los distintos arquetipos, ayudándonos a reconstruir nuestro “viejo” mito personal. Aquello que, inconsciente y compulsivamente, volveremos a intentar construir (repetir), para así poder seguir “alimentándonos” de aquello que, creemos, es imprescindible para nuestra supervivencia; de aquello que, creemos, es lo que le da sentido a nuestra “realidad”.
“Como actores que interpretan los papeles según el guión que les han entregado entre bastidores, generalmente ignoramos que estamos exhibiendo unos sentimientos que ya pusimos en marcha en el distante pasado – a veces en vidas anteriores – e ignoramos así mismo las fuerzas cíclicas ocultas que a menudo provocan sus frutos. Ser conscientes de esos guiones kármicos es el primer paso para aprender a transcenderlos” Ray Grasse Soñar despierto (Edit. Abraxas)
Todos tenemos tendencia a repetir la “memoria”. Todos tenemos tendencia, en definitiva, a repetir lo que ya conocemos, pero…, posiblemente, para encontrarnos en nuestro recorrido a personas (espejos), circunstancias…, que nos ayudarán a “recordar” que esa realidad nos guía hacia el encuentro con nuestro self interior (Mapa Sideral), pero en absoluto nos identifica con él.
La Astrología Sideral podría ser llamada “astrología cósmica”. Sus signos son las constelaciones estelares. Su zodíaco mide la relación entre nuestro sistema solar, las estrellas fijas y la galaxia misma.
Se sugiere la observación de éste, como un “mapa” de potencialidades energéticas, como un elemento imprescindible de orientación, hacia donde iría encaminada nuestra alma en su proceso de evolución. En otro sentido, la podríamos definir como la referencia más precisa de nuestro self interior. Nos guiaría en el proceso de “reencuentro” con nuestra esencia individual.
Para un verdadero despliegue de nuestro Ser, no solo deberíamos ser conscientes de nuestro carácter, nuestra personalidad (sistema tropical), de las pautas inconscientes que lo condicionan y determinan (memoria inconsciente), sino también encaminarnos hacia la búsqueda consciente de nuestras verdaderas y profundas motivaciones y propósitos (sistema sideral) para el anhelado e inevitable reencuentro con nosotros mismos. Eliseo Gallardo.
“Proceso por el cual el alma, de naturaleza inmortal, recuerda los conocimientos adquiridos en una vida anterior, tanto en este mundo como en el otro, y que son olvidados al nacer de nuevo“. (Platón)
Antiguamente. Al contemplar la bóveda estrellada, se observó que, si bien la mayoría de los cuerpos celestes permanecían fijos los unos respecto de los otros (las estrellas), había algunos (solamente cinco), además del Sol y la Luna, que seguían una extraña marcha de una estrella a otra.
Así fue como descubrieron los planetas (del griego “errante”) del sistema solar y se diferencian de las estrellas, además de por su relativamente rápido movimiento, en que éstos no tienen luz propia, sino que, lo que vemos, es el reflejo de la luz de su estrella más cercana, el Sol.
Miramos hacia fuera… y contemplamos esa realidad latente y nos acongojamos ante tanto odio, miseria e incomprensión. Juzgamos al mundo y a las personas por lo que hacen, manteniéndonos aislados e indiferentes a unas circunstancias que, en definitiva, no pertenecen a nuestra parcela de “realidad”. Nos “olvidamos” que el cielo refleja, en su estructura, nuestra realidad interna y que ésta, a su vez, es proyectada en el espacio exterior, nuestra realidad cotidiana.
Por consiguiente, lo que se denomina toma de conciencia supondría la serena atención a nuestra realidad, para ser conscientes de que ella misma refleja, a cada instante, nuestra propia realidad interior, nuestro propio universo.
Nuestros padres, hermanos, nuestra pareja, nuestros hijos, nuestra casa, nuestro trabajo…., nos bendicen constantemente con un diálogo en el que subyacen nuestros más íntimos interrogantes.
Lejos de la culpabilidad, del juicio o del rechazo, las circunstancias con las que uno se encuentra, deberían servir para observar, con sencillez, el universo en el que estamos inmersos; entendiendo que en él se refleja, como si de un espejo se tratara, nuestro self interior.
El mapa tropical o “mapa de las estaciones”, confeccionado a partir del punto vernal o equinoccio de primavera, nos da información precisa de en qué época del año se produjo el nacimiento, de cual fue, en consecuencia, la “atmósfera” del individuo, el tipo de “temperatura” que envolvía su realidad, a partir de las influencias medio-ambientales generadas o provocadas en su espacio exterior, en su entorno inmediato: padres, hermanos, entorno familiar, social, cultural… etc, localizados éstos en el mandala tropical, a partir de la posición y estado cósmico de los diferentes elementos de la carta natal.
Todos sabemos de qué manera, ese mismo entorno, nos impide muchas veces desarrollar con libertad el despliegue de nuestras potencialidades. Poco a poco, a través de los distintos NO!!! Y del miedo a la pérdida de una “realidad” que nos “protege”, que nos “alimenta” y de la que nos sentimos parte, uno se va acomodando a lo que “la vida” espera de nosotros.
En ese ser frágil que es el niño, los adultos van proyectando (descargando), en ocasiones de manera despiadada, todas las frustraciones, complejos, miedos, anhelos, ilusiones… y un sinfín de
distintas “inquietudes” internas, que ellos a su vez heredaron, condicionando de manera extraordinaria la construcción de la personalidad/carácter/destino… del individuo.
Determinadas orientaciones terapéuticas tienden a identificar esa armadura y a desmenuzar las distintas “capas defensivas” formadas originariamente por el paciente, que pueden haberle creado nudos, bloqueos o tensiones, transformándose, con el paso del tiempo, en traumas, complejos, fobias… y, llegado el caso, manifestándose en algún tipo de dolencia o enfermedad orgánica.
El origen de estas patologías, sería una excesiva identificación con esas “capas”, con esas defensas, que ayudaron a ese niño/a a sobrevivir.
Es esta implicación con lo “observable”, lo que los hindúes llaman Maya o ilusión, y todos corremos el riesgo de habernos identificado excesivamente con ella.
“La mayoría de la gente no quieren saber nada de su propia historia, y, por consiguiente, tampoco saben que, en el fondo, se hallan constantemente determinados por ella, porque siguen viviendo en una situación infantil no resuelta y reprimida. No saben que temen y evitan peligros que en algún momento fueron reales, pero dejaron de existir hace tiempo. Son personas que actúan impulsadas tanto por recuerdos inconscientes como por sentimientos y necesidades reprimidas que, a menudo y mientras permanezcan inconscientes e inexplicadas, determinarán de forma pervertida casi todo lo que hagan o dejen de hacer.
…Lo que se denomina depresión y se siente como vacío, absurdo existencial, temor al empobrecimiento y soledad, se me presenta siempre como la tragedia de la pérdida del YO o de la extrañación frente a uno mismo, que se inicia en la infancia”. Alice Miller El Drama del niño dotado (Tusquets editores)
El mapa tropical sería pues ese espejo (por lo tanto susceptible, en su matiz interpretativo, al “ojo” del observador), que nos permitiría identificar cual ha sido el tipo de personalidad (máscara), cuerpo de defensas o “abrigo”, que tuvo que confeccionarse ese ser, a partir de sus particulares influencias medio-ambientales, para adaptarse, sobrevivir… y aportar a esa “realidad” aquellos elementos, aquellas sustancias arquetípicas que sentía faltaban y anhelaba… para su propio equilibrio. Nos daría información… no de aquello que somos, sino de aquello en lo que nos hemos convertido para sobrevivir.
“Necesitamos redescubrir la esencia y luego nutrirla, amarla y cuidarla, como lo hubieran hecho unos padres más ilustrados. Dado que vivimos con la falsa personalidad, ésta debe emplear sus mejores recursos para realizar esta tarea. Gradualmente, la esencia puede crear y comenzar a utilizar los recursos, el reconocimiento y el poder que ahora la falsa personalidad utiliza automáticamente. En lugar de ser el habitual, digamos, dos por ciento de esencia y noventa y ocho por ciento de falsa personalidad, uno puede producir un cambio gradual que vaya incrementando cada vez más la esencia, la vitalidad y la alegría esencial en la vida y restringiendo la falsa personalidad. Esto requiere que, en adelante, se desarrolle el tipo más elevado de conciencia, al que llamamos despertar.
…La metáfora de la muerte es bastante exacta, puesto que la magnitud del cambio posible (o requerido) para despertar plenamente es como una muerte y un renacimiento. Como muchas tradiciones espirituales lo han manifestado de diversos modos: “ a no ser que vuelvan a ser como niños…”
Charles Tart El despertar del Self (Edit. Kairós)
La Astrología Tropical podría ser llamada “astrología solar”.
Sus signos podrían ser más exactamente llamados “casas solares” o “signos equinocciales”. Su zodíaco mide la relación Tierra-Sol, pero no tiene una correlación directa con las otras estrellas fijas.
Como tal, su interés se centra en la psicología, la personalidad y tipo de caracteres, el lado solar de nuestra vida.
Pero… si entendemos que nuestro “destino” nuestra “realidad” personal no es más que un reflejo de nuestra “realidad” interna…
¿Qué es lo que condiciona que esa “realidad” sea esa exactamente y no otra?,
¿quién, o qué determina que uno tenga que nacer en un momento determinado y no en otro, dentro del seno de una familia con unas peculiares características… y no otras?
¿Por qué, en definitiva, a tenido que convertirse uno en la persona que es… y no en otra persona?
“El hecho de que pueda ver, o saber, o sentir lo que “soy” en este momento me demuestra, de manera concluyente, que eso que “soy” no puede ser, en modo alguno, mi ser real, verdadero. Es un ser falso, un seudo-ser, una ilusión y una trampa. Sin darnos cuenta, nos hemos identificado con un complejo de objetos que conocemos o que podemos conocer. Por ende, este complejo de objetos cognoscibles no puede ser el verdadero Conocedor, el Ser real, el YO. Nos hemos identificado con nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra personalidad, imaginando que esos objetos constituyen nuestro verdadero “ser”, y nos pasamos la vida entera procurando defender, proteger y prolongar lo que no es más que una ilusión.
Somos víctimas de un caso epidémico de identidad equivocada, mientras nuestra identidad Suprema aguarda, con silenciosa certidumbre, que la descubramos.
…El sujeto y el objeto, lo interior y lo exterior, son y han sido siempre uno.
No hay demarcación primaria. El mundo es mi cuerpo, y el lugar que miro es el lugar desde donde me miro” Ken Wilber La Conciencia sin fronteras (Edit. Kairós)
Quizás… , el entorno en el que nacemos: nuestros padres, hermanos…, nuestra “atmósfera” familiar, no sean más que el reflejo de aquél viejo, falso y limitado concepto que nos hemos construido de la “realidad” y, por consiguiente, de nosotros mismos.
Quizás…, el vivir, el nacer en un entorno, en un universo que nos refleje fielmente (y no olvidemos que al “reflejarnos” veremos una imagen invertida de aquello que proyectemos/esperemos), sea la forma que tiene la vida de “sugerirnos” aquello de lo que nos venimos, precisamente, a desidentificar.
Quizás… sea esa la manera que tiene la existencia de mostrarnos cómo afectaron al mundo nuestras viejas pautas, nuestros viejos condicionamientos… sobre los que construimos nuestro particular y siempre limitado concepto de la vida.
El mapa de la Memoria Inconsciente, confeccionado en su vertiente de signos y casas como reflejo del mapa tropical y situando los arquetipos planetarios en correlación directa con la precesión de los equinoccios, pero en sentido inverso, nos permite identificar la forma particular que tenemos de entender e interpretar los distintos arquetipos, ayudándonos a reconstruir nuestro “viejo” mito personal. Aquello que, inconsciente y compulsivamente, volveremos a intentar construir (repetir), para así poder seguir “alimentándonos” de aquello que, creemos, es imprescindible para nuestra supervivencia; de aquello que, creemos, es lo que le da sentido a nuestra “realidad”.
“Como actores que interpretan los papeles según el guión que les han entregado entre bastidores, generalmente ignoramos que estamos exhibiendo unos sentimientos que ya pusimos en marcha en el distante pasado – a veces en vidas anteriores – e ignoramos así mismo las fuerzas cíclicas ocultas que a menudo provocan sus frutos. Ser conscientes de esos guiones kármicos es el primer paso para aprender a transcenderlos” Ray Grasse Soñar despierto (Edit. Abraxas)
Todos tenemos tendencia a repetir la “memoria”. Todos tenemos tendencia, en definitiva, a repetir lo que ya conocemos, pero…, posiblemente, para encontrarnos en nuestro recorrido a personas (espejos), circunstancias…, que nos ayudarán a “recordar” que esa realidad nos guía hacia el encuentro con nuestro self interior (Mapa Sideral), pero en absoluto nos identifica con él.
La Astrología Sideral podría ser llamada “astrología cósmica”. Sus signos son las constelaciones estelares. Su zodíaco mide la relación entre nuestro sistema solar, las estrellas fijas y la galaxia misma.
Se sugiere la observación de éste, como un “mapa” de potencialidades energéticas, como un elemento imprescindible de orientación, hacia donde iría encaminada nuestra alma en su proceso de evolución. En otro sentido, la podríamos definir como la referencia más precisa de nuestro self interior. Nos guiaría en el proceso de “reencuentro” con nuestra esencia individual.
Para un verdadero despliegue de nuestro Ser, no solo deberíamos ser conscientes de nuestro carácter, nuestra personalidad (sistema tropical), de las pautas inconscientes que lo condicionan y determinan (memoria inconsciente), sino también encaminarnos hacia la búsqueda consciente de nuestras verdaderas y profundas motivaciones y propósitos (sistema sideral) para el anhelado e inevitable reencuentro con nosotros mismos. Eliseo Gallardo.
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